La danza folklórica como herramienta educativa
Muchos han
sido los comentarios y señalamientos acerca de la importancia de la danza
folklórica en la escuela primaria o en cualquier otro nivel educativo,
principalmente si ésta permite el desarrollo y una formación integral en los
niños.
Este
género dancístico forma parte de las manifestaciones artísticas que el hombre
ha expresado siempre desde sus orígenes. Su práctica puede facilitar el
desarrollo de las personas como mejores seres humanos, pues no sólo es bailar
por bailar, sino que se adquiere la capacidad de sentir, comunicarse
físicamente, expresar emociones y sentimientos, definir su identidad nacional y
actuar de manera libre y espontánea ante los demás, con quienes convive de
manera cotidiana.
La
danza por sí misma juega ya un papel muy importante en el terreno educativo. Su
valor es real en la medida que despierta en el estudiante su propio encanto y
lo que de ello resulta: lo torna visible al momento de bailar y poner en
práctica su cuerpo con movimientos cadenciosos al ritmo de una pieza musical.
La
danza como expresión artística tiene que atender en su ejecución un aspecto
importante, ya que no puede mantenerse alejada ni separada de otra de las
manifestaciones que, a la par, también apareció desde sus orígenes,
permaneciendo unidas hasta la fecha, me refiero a la música.
Poner
en juego esta dualidad danza-música resulta grato y sorprendente, pues observar
y escuchar, a la vez, en una creación conjugada de estas dos manifestaciones,
cuerpo humano de por medio, manifiesta la gran diversidad de expresiones y
sensaciones que se pueden transmitir por éste; bien como dones naturales o como
algo posible de adquirir con el tiempo y con la práctica.
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